lunes, 5 de agosto de 2013

Roma, siempre Roma

Descubriendo de nuevo nuestros lugares en Roma


Roma, la bella de Italia, la más augusta entre las ciudades del globo, la cuna de nuestra civilización, sede de una de als religiones más importantes, la ciudad donde los turistas se agolpan y donde los mosquitos no te pican, muerden. Todo eso se puede resumir en una palabra: Roma.

Tras un mes a nuestras espaldas, un moreno en los brazos y el cuello y unos cuantos kilos menos, la ciudad nos sigue sorprendiendo. Precisamente ayer llegaron unas amigas, de las cuales os hemos hablado ya algunas veces, y su reacción al ver Roma fue la misma que la nuestra los primeros días al llegar: la boca abierta, la cámara  de fotos como extensión de nuestros brazos y un dolor en el cuello importante. Nos agradó que les gustara tanto como a nosotros, les enseñamos algunos de nuestros rincones y las recibimos con los brazos abiertos, como todo buen romano.

Al llegar a la estación de Termini y perderse por los alrededores – hay que decir que nuestras indicaciones eran claras, vagas pero claras... –, las recibimos con unos carteles con su nombre y su signo de identidad: para Ángela una flamenca y para Cristina un gatito. Para que luego se quejen de nuestras atenciones. Llegando al hotel que les habíamos buscado nosotros, descansar y comer un poco decidimos llevarlas al Palazzo Barberini, un palacio barroco convertido en Museo Nacional y sede de una de las más importantes colecciones de arte en la ciudad de Roma, sólo con mencionar a Bernini, Caravaggio, Rafael o el Greco, merece la pena acercarse a echarle un vistazo, o pasar toda la tarde absorvidos por el gran techo del salón principal del palacio, el “Triunfo de la Divina Providencia”, alegoría del poder de la familia Barberini pintada por Pietro da Cortona.

No se puede explicar con palabras la sensación de paz, pero a la vez de agitación que transmite esta estancia. Inmensa, pero a la vez íntima; grande, pero visible en un sólo vistazo; sobrecogedora, barroca. Lo diremos en pocas palabras: empezaron a cerrar el museo y nosotros todavía estábamos acostados en los divanes contemplando esa estancia.


Y es que Roma es así, puedes levantarte a disgusto, puedes pelearte, pero cuando te quedas mirándola se te olvidan todas las penas, más efectiva que la cerveza...


2 comentarios:

  1. Y con más adicción... aunque una cervecita fresca en medio de este calor... :)

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  2. Ya os echo de menos!!!
    Magna, magnífica Roma!!!
    Tan solemne y bella,tan populosa y a la vez serena ¿como explicar algo tan indescriptible?
    Ver lo que tantas veces te han explicado en clase y sentirlo por primera vez es una experiencia maravillosa que ni el calor puede calmar (y viniendo de mi, es mucho...)
    ¿Que decir queda de una ciudad sobre la que tanto se ha dicho? Muchos mas inteligentes y sabios que yo han escrito ya, pero realmente desconozco si han tenido esa sensacion en el estomago que tuve yo... gracias por todo mis niños ;)
    Posdata: el gatito se viene conmigo a España ^^

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